Una red para acercarnos

Editorial

Era el año 1967 cuando el papa Paulo VI inició la ­publicación del mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones. Esta feliz idea ha dado sus frutos. Cada año esperamos estas orientaciones que nos dan luz para caminar de manera positiva en el escenario que nos brindan los medios de comunicación.

Para este año, en la 52 Jornada, el Papa Francisco nos habla de que somos miembros unos de otros, para invitarnos a que pasemos «De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana».

«Hay que reconocer que por un lado, las redes sociales sirven para que estemos más en contacto, nos encontremos y nos ayudemos los unos a los otros, pero por otro, se prestan también a un uso manipulador de los datos personales con  la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas sin respeto a las personas y a sus derechos».

Que este mensaje nos haga conscientes de que las redes sociales deben ayudarnos a ser mejores personas y ciudadanos respon­sables. Que evitemos hacernos esclavos de ellas.

Con frecuencia vemos a jóvenes y adultos que han caído en una alienación permanente que les impide incorporarse a la vida fami­liar y comunitaria, y ni hablar de la pobreza intelectual que vemos en tantos estudiantes y profesionales  que han hecho mal uso de esta innovadora tecnología cayendo en una mediocri­dad y analfabetismo espantoso.

También encontramos personas que usan las redes para hacer daño, y convirtiéndose en seres insensibles frente al dolor ajeno. Se están haciendo comunes las escenas de personas que sufren accidentes en auto­pista y carreteras, y  quienes llegan hasta ellos en vez de auxiliarlos, lo que hacen es grabar para luego subirlo a las redes. ¿Por qué tanta insensibilidad?

Nos estamos deshuma­nizando.

Con el papa Francisco decimos: Queremos una red hecha no para atrapar, sino para liberar, para custodiar una comunión de personas libres.