POR EFE
Con los hospitales al borde del colapso, Santiago de Chile inició su tercera cuarentena total desde que comenzó la crisis sanitaria por un agravamiento de la pandemia que no da tregua a pesar de que el país tiene una de las mayores tasas de vacunación del mundo.
Con las calles menos transitadas que en días normales, aunque con un mayor flujo de personas que en las anteriores cuarentenas, amaneció la capital, donde viven más de siete millones de personas, un 40 % de la población del país, que vuelve al encierro durante un período indefinido de tiempo.
‘Queremos llamar a la responsabilidad de cada persona para respetar las medidas sanitarias. Si se les pide que cumplan las medidas, háganlo’, rogó el ministro de Salud, Enrique Paris.
Se trata de un confinamiento más laxo que los anteriores, puesto que quienes tengan el carné para vacunados, una medida reciente, podrán salir a hacer compras esenciales sin restricciones (el resto solo puede salir dos veces por semana).
En paralelo, el país celebrará este domingo la segunda vuelta de las elecciones regionales, para las que ya se estimaba una baja concurrencia a las urnas, pero que con el agravamiento de la crisis sanitaria se prevé aún menor.
Pese a que un 59,2 % de la población objetivo de Chile ha completado su esquema de vacunación contra la COVID-19 y un 76 % ha obtenido una dosis, la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) se sitúa por encima del 95 %, lo que implica que solo quedan 180 camas críticas disponibles en todo el país y 40 en Santiago.
El país, que supera los 1,4 millones de contagios y 30,500 decesos, lleva semanas registrando alrededor de 7,000 casos diarios -7.624 en las últimas 24 horas-.