Nueva York. Rusia y China mostraron ante el Consejo de Seguridad sus reservas al envío a Haití de una fuerza de intervención ajena a la ONU para ayudar al Gobierno a controlar la situación de seguridad y sanitaria en el país, y que apoyan varias potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza.
El embajador adjunto ruso ante Naciones Unidas, Dmitry Polyanskiy, si bien se mostró de acuerdo en considerar la opción de una intervención de una fuerza en Haití, como solicitó el primer ministro haitiano, Ariel Henry, advirtió de que “hay diferentes opiniones al respecto dentro de la sociedad haitiana”.
“Muchos grupos de oposición piden que no se permita una intervención extranjera y, con razón, también se refieren, por decirlo suavemente, a una experiencia no muy exitosa de injerencia externa en los asuntos del país”, dijo Polyanskiy, que instó a tomar en cuenta estas opiniones y a “sopesar cuidadosamente todas las consecuencias de traer contingentes extranjeros dentro de formatos internacionales o regionales a Haití”. También se mostró contrario a imponer un régimen de sanciones a Haití, en lo que llamó “intentos de impulsar precipitadamente una resolución de este consejo” al respecto, poniendo en duda su efectividad a largo plazo, su naturaleza y sus posibles “consecuencias humanitarias”. “Las sanciones del Consejo de Seguridad son un instrumento serio y de largo plazo que requieren un análisis profundo y negociaciones detalladas del texto”, agregó el diplomático ruso.
Estados Unidos y México están preparando dos resoluciones separadas para presentarlas ante el máximo órgano ejecutivo de la ONU sobre la intervención de una fuerza y sobre las sanciones, como insistieron los representantes de estos dos países ante el consejo.