POR EFE
El lugar donde este viernes se celebró el funeral del asesinado presidente del Haití, Jovenel Moise, cerca de la ciudad norteña de Cap-Haitien, se vio asediado por protestas con quema de barricadas que llevaron a la Policía Nacional a disparar munición y gases lacrimógenos.
Durante la homilía por Moise, se sintieron los gases en el punto en el que se celebraban las exequias, que dista unos 500 metros de la entrada de la residencia familiar que ha dado acogida al funeral.
También se escucharon tiros, mucho más evidentes al concluir el acto, en ráfagas de no menos de seis disparos cada vez, que la Policía hacía para abrir paso a las numerosas comitivas que salían de la finca.
La carretera a Cap-Haitien estaba bloqueada y era necesario tomar el camino hacia la capital para poder avanzar hacia la ciudad en un recorrido en el que los disparos no dejaban de sonar al paso de los vehículos, haciéndose muy patente el olor a pólvora.
El foco de la tensión en esta jornada se concentró en las inmediaciones del punto donde se desarrollaba la ceremonia, mientras que la ciudad permanecía en calma, después de que el jueves las calles de Cap-Haitien quedaran bloqueadas por barricadas en llamas que ardían por toda la ciudad.