José Ramón Fernández, un militar de carrera que se sumó a la lucha revolucionaria de la década de 1950 en Cuba y se convirtió en un destacado colaborador de los hermanos Fidel y Raúl Castro en los momentos decisivos en los cuales estos repelían una invasión falleció ,informaron medios oficiales. Tenía 95 años.
Fernández, conocido por todos como “El Gallego” será cremado en cumplimiento de su propia voluntad y posteriormente se realizarán honras fúnebres, manifestó el periódico oficial Granma.
Fue una de las figuras clave en la recuperación de Playa Girón, en 1961, luego de un desembarco de anticastristas con apoyo y entrenamiento de Estados Unidos. El triunfo de los rebeldes consolidó la revolución y Fernández fue el pilar sobre el cual se crearon las Fuerzas Armadas cubanas a partir de los milicianos, voluntariosos pero indisciplinados.
A lo largo de los años llegó a los máximos niveles del gobierno hasta volverse vicepresidente del consejo de Ministros. También fue una figura destacada en uno de los sectores más exitosos de la isla: el deporte.
“Tener una patria y defenderla es muestra de dignidad para los hombres”, expresó Fernández en un programa en la televisión cubana en 2015, una de sus últimas apariciones en público y en las cuales reafirmó su ideología socialista. Aunque permanecía como diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular, su influencia real fue decreciendo mientras llegaba a los 90 años.
Fernández nació el 4 de noviembre de 1923 en la oriental provincia de Santiago de Cuba. Sus padres, ambos de origen asturiano _de las que posiblemente le venga su apodo y el fuerte acento de eses y zetas marcadas_, tenían una finca en la que se crio hasta ser enviado a diversas escuelas católicas.
Destacaba por su gran altura y su posición de espalda recta, que sobresaltaba un cuerpo trabajado por el deporte y el entrenamiento físico.
En 1947 se graduó en la Escuela de Cadetes de Cuba y en la Artillería, rama en la que siguió estudios de especialización en Fort Sill, en Oklahoma, Estados Unidos.
A mediados de la década de 1950 se unió a diferentes movimientos militares contra la dictadura de Fulgencio Batista e integró un grupo de jóvenes oficiales conocidos más tarde como el “Movimiento de los Puros”, puesto que eran vistos como los uniformados “limpios” de la rampante corrupción gubernamental.
Fue descubierto y detenido en abril de 1956. Fernández fue enviado a prisión, en la cárcel de Isla de los Pinos _actual Isla de la Juventud_ en la que sufrió torturas y estuvo encadenado, pero salió en enero de 1959 con el triunfo de la revolución de Fidel Castro.
Castro “me preguntó qué yo quería”, narró alguna vez Fernández de aquella reunión del 12 de enero de 1959 con el entonces más joven que él, líder rebelde; y que cambió el curso de su vida. Castro había convocado a un centenar de aquellos oficiales de carrera e informalmente les fue asignando responsabilidades.
A Fernández, que tras quedar libre había conseguido trabajo en una central azucarera, Castro le pidió dirigir la nueva Escuela de Cadetes, aunque asegurando que no podría igualarle el salario ofrecido por el central.
Dudó en responder la oferta y Castro replicó: “Tienes razón, yo me voy a escribir un libro sobre la Sierra Maestra, tú te vas para la central y la revolución que se vaya pa’l ca…”, relató Fernández entre risas. “Fidel suele ser muy persuasivo, y muchas veces muy lapidario, yo reflexioné cinco segundos y dos horas después estaba en la Escuela de Cadetes”, dijo.
Dos años más tarde y al mando de 1.900 hombres, Fernández recibió la madrugada del 17 de abril de 1961 un llamado urgente de Castro: debía hacerle frente al desembarco de unidades enemigas en Bahía de Cochinos, en la costa suroccidental de Cuba.
La invasión era protagonizada por unos 1.500 cubanos anticastristas, entrenados y armados por la CIA, con el propósito de expulsar a Castro, cuyo gobierno izquierdista, a apenas 150 kilómetros de Estados Unidos era visto por Washington como una amenaza.
Tres días después, el 19 de abril Cuba declaraba la victoria de sus unidades en Playa Girón.