México. En medio del río que separa México y Estados Unidos, cerca de 150 familias migrantes derribaron simbólicamente la fortificada frontera binacional para poder abrazarse durante seis minutos, en el evento anual «Abrazos No Muros».
Migrantes mexicanos que viven desde hace más de 20 años en Estados Unidos pudieron finalmente reencontrarse y en algunos casos conocer a padres, hermanos, hijos, nietos y bisnietos.
Durante más de cuatro horas, los agentes de la Patrulla Fronteriza del sector El Paso, localidad estadounidense vecina de la mexicana Ciudad Juárez, se replegaron y observaron desde lejos el evento organizado por la oenegé estadounidense Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
La organización montó una tarima de madera justo a la mitad del reducido cauce del río Bravo (río Grande para los estadounidenses) por donde desfilaron los participantes hasta estrecharse en cálidos y emotivos abrazos.
Uno de ellos fue Uriel Zaragoza, cuyo padre, Eduardo, partió a trabajar a territorio estadounidense cuando él tenía apenas ocho meses de nacido. Hoy, con 22 años, finalmente pudo abrazarlo.
«Estoy muy feliz porque tenía muchas ganas de conocerlo, de pérdida (al menos) una vez en la vida. Fue difícil porque estuvo muy enfermo y creía que no lo iba a ver», dijo Zaragoza a la AFP.
«No están solos» se leía en la camiseta azul que vestían las familias de lado mexicano, como Uriel y su hermana, mientras que su padre y el resto de migrantes que viven en Estados Unidos vistieron de amarillo.
El encuentro, que se celebra por décimo año, ocurre a escasos días de la derogación, el próximo jueves, del Título 42, una norma estadounidense que permite expulsar automáticamente a migrantes sin permisos de entrada que llegan a la frontera, implementada por el gobierno del expresidente Donald Trump (2017-2021) a raíz de la pandemia de covid-19.