Varias investigaciones apuntan hacia los andrógenos, las hormonas sexuales masculinas, como la puerta de entrada del nuevo coronavirus al organismo de los hombres y también a la severidad del ataque de la pandemia a este colectivo.
La pista principal que ha llevado a esa conclusión de los investigadores es la alopecia androgénica (AGA), que es la pérdida de cabello de patrón masculino y que, según los estudios, quienes la padecen son las víctimas de mayor gravedad.
Así lo explica a Telegraph uno de los autores de los estudios, Carlos Wambier, de la Universidad de Brown, en Rhode Island, Estados Unidos.
Dos de los ensayos, que no han pasado más allá de los laboratorios, se hicieron en España encabezado por Wambier, y encontraron “un número desproporcionadamente alto” de hombres con calvicie de patrón masculino que fueron ingresados a los hospitales por COVID-19.
En uno la conclusión era que el 79 por ciento era calvo, de un total de 122 pacientes y fue publicado por el Journal of The American Academy of Dermatology. Este estudio siguió al realizado a 41 contagiados, también en el mismo país, en el que también el 71% habían perdido sus cabelleras.
El Telgraph cita, asimismo, el uso de medicamentos para la calvicie en los Estados Unidos por Matthew Rettig, un oncólogo de la Universidad de California, en Los Ángeles, en 200 veteranos con cáncer de próstata.
“Todo el mundo está persiguiendo un vínculo entre los andrógenos… y el resultado de Covid-19”, dijo Howard Soule, vicepresidente ejecutivo de la Prostate Cancer Foundation a la revista Science.
Los oncólogos están familiarizados con el papel que los andrógenos pueden desencadenar en el coronavirus porque en la próstata, las hormonas estimulan una enzima que estimula el crecimiento canceroso.
“En abril, los investigadores publicaron un artículo en la revista Cell que mostró que la enzima TMPRSS2 está involucrada en las infecciones del coronavirus”, vuelve a citar Telgraph.
En Italia, una prueba a 4,532 hombres en la región de Veneto determinó que aquellos pacientes tratados por cáncer de próstata con terapias de privación de andrógenos tenían menos probabilidades de desarrollar el COVID-19.