Buenos Aires. Los disturbios registrados en el multitudinario velatorio de Diego Armando Maradona desataron fuertes acusaciones cruzadas entre el Ejecutivo de Alberto Fernández y el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, respecto a la responsabilidad en el fallido operativo de seguridad.
Fernández aseveró que “hubo una acción desmedida de la Policía de la Ciudad”, con una “violencia incomprensible”. En declaraciones radiales, el presidente lamentó los incidentes, a los que calificó como algo “muy triste” que Maradona “no merecía”.
La ministra de Seguridad de Argentina, Sabina Frederic, aseveró que el “responsable primario” del operativo de seguridad era el Gobierno capitalino, liderado por el alcalde Horacio Rodríguez Larreta, un opositor al Ejecutivo de Fernández.
El velatorio de Maradona fue realizado en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo argentino, situada frente a la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires.
La capilla ardiente montada en uno de los salones de la Casa de Gobierno fue abierta al público y se generó una fila para el ingresó que llegó a extenderse por casi dos kilómetros.
Según Frederic, los primeros incidentes se desataron a unas siete cuadras de la Casa Rosada, cuando la Policía capitalina comunicó a la gente en la fila que el acceso a la capilla ardiente sería cerrado en dos horas más por decisión de la familia de Maradona. Fue entonces cuando varias personas tumbaron los vallados y se enfrentó con la Policía capitalina, que reprimió los desbordes.
Según la ministra, la gente se desplazó entonces en forma desordenada hacia la Casa de Gobierno, se agolpó contra las rejas del perímetro, donde la seguridad es responsabilidad de fuerzas federales, hasta que se rompió una de las puertas y un grupo ingresó a la capilla ardiente.
Ello obligó a retirar el féretro. Se vieron imágenes de personas trepadas a las rejas de la Casa Rosada y al presidente en uno de los balcones pidiendo calma.