Puerto Príncipe. El Hospital Universitario Estatal de Haití (HUEH), el principal centro sanitario público, agoniza en medio de repetidas huelgas en las que sus trabajadores demandan mejoras salariales y laborales, pero también mayores medidas higiénicas y más equipamiento.
Las camas están en un estado lamentable, los apagones son prácticamente diarios, hay basura por todas partes y el olor es nauseabundo.
Un abandono que se mezcla con una huelga de sus médicos residentes que cumple ya tres meses.
Las huelgas en el HUEH no son nuevas. Al menos en la última década no pasa un año sin que el centro experimente dos o tres protestas. En estos momentos son los médicos residentes los que secundan el paro desde diciembre pasado.
“Es una situación catastrófica. El hospital está parado, no funciona. Es un campo en ruinas”, dice a EFE el director del HUEH, el doctor Jude Milcé, quien afirma que apenas marchan uno o dos servicios y siquiera hay una unidad de urgencias, pese a que así lo exige la ley en caso de huelga.
Milcé reconoce que las reivindicaciones son “justas”: el salario de un médico residente asciende a 12,500 gourdes al mes (unos 80 dólares), no da ni para comer una semana en medio de una aguda crisis socioeconómica marcada por la inflación y la devaluación de la moneda local.
Situación precaria
A juicio del doctor Mackendy Jacques, “los residentes son el pulmón del hospital en términos de servicio”, son la base, y, si están en huelga porque su salario es de “miseria”, es imposible que el HUEH preste servicio.
“La huelga continúa. No ha habido ningún avance en términos de negociaciones entre el Ministerio y los huelguistas”, asegura Jacques, y añade que el actual director del departamento de Salud Pública, Lauré Adrien, no ha dicho ni una palabra que garantice una salida a la crisis.