Hoy se cumplen 64 años desde que los comandantes Enrique Jiménez Moya y el cubano Delio Gómez Ochoa, junto a otros 52 expedicionarios, arribaron al país en un avión pintado con las siglas de la Aviación Militar Dominicana por el aeropuerto de Constanza.
Los combatientes llegaron al país con la decisión de acabar con la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, o morir en el intento.
Jiménez Moya, líder de la expedición, lanzó una proclama con la que llamó al pueblo para que respaldara el movimiento. “Pueblo dominicano: la hora de la liberación ha llegado. El despertar democrático de América, en auge creciente e incontenible, alcanza nuestra Patria. Después de haber barrido con las tiranías de Rojas Pinilla, de Perón, de Pérez Jiménez, de Fulgencio Batista y otras que se tambalean en el umbral de la derrota, el Ejército de Liberación Dominicana; pelea ya, con decisión inquebrantable, en nuestros llanos y montañas, dispuesto está en destruir para siempre el yugo de la opresión y la barbarie”.
Seis días después, el 20 de junio, desembarcaron por Maimón y Estero Hondo, en la provincia Puerto Plata, los integrantes del segundo grupo de expedicionarios de la gesta.
Este grupo de 144 expedicionarios, encabezados por los comandantes José Horacio Rodríguez y José Antonio Campos Navarro, llegaron luego de incontables dificultades en las lanchas Carmen Elsa y La Tinima, que habían zarpado de la bahía de Nipe, Cuba.
Sin embargo, ya los calieses del dictador Trujillo estaban enterados de los planes de ese segundo desembarco y la Marina de Guerra los estaba esperando en la costa para reprimirlos.
No obstante, el servicio de inteligencia del dictador ya estaba enterado de los planes de desembarco, por lo que fueron emboscados.
Al final, ambas operaciones, tanto la del 14 de junio como la del 20, fracasaron militarmente en su intento de derrocar al tirano.
Muchos murieron antes de ser apresados; no obstante, los que resultaron arrestados fueron llevados a la Base Aérea de San Isidro, donde sufrieron crueles torturas. Finalmente, cuando ya era simples despojos humanos, fueron fusilados y tirados en fosas comunes.
En la gesta solo sobrevivieron los cubanos Gómez Ochoa y Pablito Mirabal, un niño para ese entonces; así como los dominicanos Gonzalo Almonte Pacheco, Mayobanex Vargas, Francisco Medardo Germán y Poncio Pou Saleta.
En la actualidad, solo Gómez Ochoa sobrevive.