Este martes 16 de agosto se cumplen 159 años de la Guerra de la Restauración, proceso que significó el renacer de la conciencia patriótica de los dominicanos luego de haber perdido la soberanía del país por la anexión a España.
República Dominicana tiene fechado como su día de independencia el 27 de febrero de 1844, pero no significó una libertad y soberanía plena. Valientes dominicanos batallaron contra el invasor Haití para lograr la consolidación de la república durante 12 años, 12 batallas. De 1856 a 1861 no se registraron enfrentamientos importantes, pero Pedro Santana, quien jugó un papel significativo en las luchas independentistas y fue presidente durante tres periodos, quiso descender de categoría con el objetivo de devolverle a España “su colonia”, a cambio ostentó el cargo de gobernador, con el rango de capitán general del territorio.
Su accionar fue calificado por la historia como «traición a la gesta independentista» en la que él mismo participó.
“La España nos protege, su pabellón nos cubre, sus armas se impondrán a los extraños; reconoce nuestras libertades, y juntos las defenderemos, formando un solo pueblo, una sola familia, como siempre lo fuimos…”, exclamó Santana el 18 de marzo de 1861 para justificar el acuerdo de un protectorado que convertiría a la República Dominica como una provincia ultramar de España.
De acuerdo al catedrático Jesús Polanco, para esa época, España estaba debilitada y no estaba en su mejor momento para retomar la que una vez fue su colonia, pero con Estados Unidos ocupado en su propia guerra civil eran incapaces de imponer la Doctrina Monroe, con la cual el país norteamericano fijó su determinación de actuar en contra de cualquier intervención extra-continental en América.
“España estaba muy débil para asumir esas funciones, sin embargo, por la obstinación de esas potencias siempre para tratar de recobrar terreno perdido, su influencia, se sintió motivada ante esa oferta (de Pedro Santana)”, acotó Polanco durante una videoconferencia auspiciada por el Archivo General de la Nación.
Santana había vendido la idea de que ser una provincia de la madre patria era mejor que la autonomía de la casi veinteañera nación y que a diferencia de Cuba y Puerto Rico, la esclavitud no se restablecería en esta porción de la isla. En el país había sectores conservadores que desde la proclamación de la independencia no creían en la auténtica determinación de la República Dominicana.
Aunque la guerra empezó dos años después, casi inmediatamente producida la anexión comenzaron las protestas en contra de la hegemonía española.
El 2 de mayo de 1861, el general José Contreras lideró una fallida rebelión, y Francisco del Rosario Sánchez encabezó una invasión desde Haití, pero fue capturado y ejecutado el 4 de julio de 1861.
Las políticas implementadas por las autoridades españoles en tres años molestaron a los dominicanos como los bagajes, que constituían en la entrega de cualquier animal de trabajo a los militares sin ninguna indemnización, la imposición de aranceles más altos para los productos no españoles y rumor del retorno de la esclavitud alertaron a dominicanos de diferentes estamentos sociales.
“La gente se fue convenciéndose de que fue un engaño y por eso más tarde vemos que la lucha por la restauración tuvo tanta acogida… hubo revueltas, en Neiba, San Francisco de Macorís, Línea Noroeste, Capotillo…”, explicó Polanco.