POR AFP
Las fiestas de Navidad serán este año para muchos unas de las más tristes, con millones de personas obligadas a cancelar sus planes o a limitar las celebraciones este jueves, debido a las restricciones impuestas en numerosos países para luchar contra la propagación de la pandemia de coronavirus.
El coronavirus mató a más de 1,7 millones de personas en todo el mundo y los focos de contagios que siguen surgiendo recuerdan que, pese a la llegada de las primeras vacunas, la vida no volverá tan rápido a la normalidad.
Bajo un cielo gris y lluvioso, una pequeña multitud asistió a la tradicional procesión de Navidad en las calles de Belén, que atrae normalmente a miles de peregrinos.
Un centenar de personas, con mascarillas y paraguas, vieron el desfile, donde ondeaban banderas palestinas y del Vaticano, al ritmo de tambores y gaitas.
“A pesar del miedo y la frustración, superaremos esta prueba porqué Jesús nació en Belén”, declaró el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.
“Este año es diferente porque no venimos para rezar en la iglesia de la Natividad, no podemos reunirnos en familia, todo el mundo tiene miedo”, confiesa Jani Shaheen, que asiste a un desfile con su marido y sus dos hijos, en la plaza de la Mangeoire, delante de la basílica construida donde habría nacido Jesucristo.