Naciones Unidas. El cólera ya ha cobrado siete víctimas mortales en Haití, donde hay 11 casos confirmados y 111 presuntos casos aún por confirmar, todos ellos en la capital, según datos de Naciones Unidas, que alerta de que la crítica situación económica y de seguridad puede contribuir a la expansión de la enfermedad por todo el país.
La coordinadora residente de la ONU para Haití, Ulrika Richardson, ofreció una rueda de prensa telemática desde Puerto Príncipe, donde dibujó un sombrío panorama económico y humanitario, que se traduce en saqueos, escuelas que llevan un mes cerradas, violencia sexual y cortes de carretera que mantienen incomunicadas grandes partes del país.
Pero de todos los problemas, el que más preocupa es el brote de cólera: de dos casos confirmados el domingo pasado, se ha pasado a once (con siete muertos) hoy, en varios barrios de la capital, “y esto puede aumentar exponencialmente y ser en realidad muchos más”, dijo Richardson.
Falta de todo
El país sufre una escasez de combustible en todas sus regiones que ha hecho que dejen de funcionar la mayoría de plantas potabilizadoras de agua y ha llevado al cierre o suspensión de muchos servicios en los hospitales, dos factores que pueden contribuir a propagar el cólera. El poco combustible disponible se encuentra en el mercado negro a precios astronómicos, recordó.
Esto significa que 30,000 mujeres embarazadas van a verse privadas de la mínima asistencia médica en los próximos meses, señaló, problema que se suma a que un 45 % de la población pasa hambre a diario y 1.3 millones de personas tienen necesidad urgente de asistencia.
Los bloqueos de carreteras, así como de la principal terminal portuaria, promovidos por bandas delictivas, dificultan enormemente tanto la labor del Gobierno en general como la distribución de ayuda humanitaria y Naciones Unidas ha llamado a crear un “corredor humanitario” que permita la distribución de combustible, en primer lugar.
Richardson no quiso entrar en si ese corredor debe negociarse con las mismas bandas que bloquean terminales y carreteras, pero sí dijo que están propagando el mensaje en todo el país de que esta situación “está matando gente”. Lamentó también que según sus datos hay unas 7,000 víctimas de violencia sexual que no van a tener la menor asistencia médica o sicológica durante meses, y atribuyó esta cifra a que “se está utilizando la violencia sexual como un arma”.