EDITORIAL DE CAMINO… Hagamos la diferencia

 

No es verdad que esta sociedad se derrumbó. Que no hay salida y que las esperanzas de un mundo mejor se esfuma­ron. Jamás adoptemos esta actitud derrotista. Nunca olvidemos que el bien no hace ruido, y que  es mucho más la luz que la oscuridad.

Es cierto que hoy tene­mos que nadar más fuerte contra una corriente de pensamiento y acción que parecen gozarse en el mal. Que la multiplicación de los signos de muerte crece cada día más, pero haga­mos la diferencia y nota­remos el cambio.

Comencemos siendo mejores ciudadanos. Re­clamemos nuestros derechos, pero sin olvidar los deberes.

Que los funcionarios públicos entiendan que su misión es servir y no lucrarse con los bienes del Estado.

Que los empresarios y co­merciantes lleven sus cuentas con transparencia con relación a los impues­tos que deben pagar al Estado. Que la clase polí­tica sea honesta y no haga una piñata de los bienes que pertenecen al pueblo.

Que militares y policías no defrauden la confianza que la población ha depo­sitado en ellos. Que su conducta engrandezca la Patria.

Que nuestros jóvenes  no pierdan sus días vegetando y destruyendo sus vidas.

Que los cristianos sea­mos estandartes de solida­ridad y compromiso con los más necesitados. Que jamás seamos piedras de escándalo para tantas personas sedientas de Dios y que muchas veces los alejamos con nuestra forma de actuar.

Que en este tiempo de Cuaresma, y siempre, hagamos la diferencia en cuanto al servicio y la entrega, siendo propulso­res de un mensaje transformador y liberador de tantas ata­duras que impiden tener una sociedad más justa y fraterna.