Con más de 2 millones de personas afectadas de dengue y 723 fallecidos en los primeros siete meses del año, la situación del dengue se torna compleja en América Latina y el Caribe, informa la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que advierte que la región atraviesa actualmente un nuevo ciclo epidémico de la enfermedad tras dos años de una baja incidencia.
Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS, dijo que la complejidad obedece los factores como el clima, el inadecuado ordenamiento ambiental y la gran capacidad de adaptación del mosquito que transmite la enfermedad.
Eso ha hecho que la cifra de casos supere el total reportado en 2017 y 2018, aunque hasta el momento es inferior a lo registrado en 2015-2016.
Espinal dijo que otra característica de la epidemia actual es que los menores de 15 años aparecen entre los más afectados y cita los casos de Guatemala, que representan el 52% del total de casos de dengue grave, mientras que en Honduras constituyen el 66% de todas las muertes confirmadas. Según Espinal, la causa puede vincularse a que se trata de una población que por su edad ha estado menos expuesta al virus y, por ende, carece de inmunidad.
En la actualidad, los diez países más afectados por el dengue, según la cantidad de casos nuevos por cada 100,000 habitantes, son Nicaragua, Brasil, Honduras, Belice, Colombia, El Salvador, Paraguay, Guatemala, México y Venezuela. Guatemala, Honduras y Nicaragua han declarado este año alertas epidemiológicas a nivel nacional para agilizar las acciones de respuesta.
República Dominicana declaró alerta epidemiológica, pero no figura entre los países con mayores cantidad de casos.
Ante este panorama, José Luis San Martín, asesor regional de dengue de la OPS exhortó a toda la comunidad y todos los sectores de la sociedad a trabajar intensamente en la eliminación de los criaderos de mosquitos, especialmente los que están dentro y alrededor de cada vivienda.
“La forma más efectiva de combatirlo es eliminando sus criaderos para evitar que se reproduzca el mosquito, porque sin mosquitos no puede haber transmisión”, dijo San Martín.
San Martín pidió que la comunidad en conjunto se deshaga de cualquier objeto en desuso que pueda acumular agua, como bidones, neumáticos viejos, latas, botellas y floreros.
Los depósitos de agua de uso doméstico deben ser tapados herméticamente.
“Eliminar los criaderos es darle un duro golpe al mosquito al cortar su ciclo de reproducción y reducir su población en el espacio”, recordó.