DAJABÓN. – El magistrado Domingo Gil, del Tribunal Constitucional (TC), aseguró que para afianzar la dominicanidad en los pueblos fronterizos se necesita desarrollar más iniciativas que coadyuven al conocimiento de la Constitución, los derechos y los deberes fundamentales.
Al pronunciar la conferencia magistral “Dajabón: su historia y su gente”, en el marco de la presentación de jueces del TC en esta provincia, Gil resaltó la importancia de propiciar un mayor acercamiento entre las autoridades y las comunidades fronterizas, impulsando su crecimiento a través de los valores patrios y constitucionales.
“No es extraño que los pueblos de la región fronteriza se sientan, a veces, más cercanos al otro lado de la isla que de este y piensen, a veces con razón, que “el mundo es ancho y ajeno”, dijo Gil en alusión a la novela homónima del escritor Ciro Alegría, señalando la necesidad de acercar a los pueblos fronterizos al resto del país.
Señaló que se requiere un gran esfuerzo y “no es solo desarrollando económicamente esta zona, no es solo desarrollando los numerosos atractivos turísticos de la zona, sino también incentivando, mediante una campaña masiva, la Constitución, con sus derechos y deberes fundamentales y los valores patrios que ella representa, como una manera de afianzar nuestra dominicanidad”, apuntó.
La presentación de jueces constitucionales en Dajabón estuvo encabezada por el magistrado presidente del TC, doctor Milton Ray Guevara, junto a los magistrados Gil, Juan José Ayuso, Alba Luisa Beard Marcos, Miguel Valera Montero, Wilson Gómez Ramírez y Víctor Joaquín Castellanos.
El acto, que se desarrolló en el Club Ensueño Dajabonero, contó con la presencia de las principales autoridades provinciales, representantes de la comunidad jurídica y diferentes sectores de esta comunidad fronteriza.
El magistrado Gil destacó en su ponencia la importancia histórica de la provincia Dajabón en la que se libraron batallas decisivas para la independencia nacional, y que hoy es un punto importante de intercambio binacional.
“Como realidad insoslayable, este es un punto de encuentro de dos pueblos vecinos, forzados por esta cercanía y por sus necesidades mutuas a compartir pacíficamente sus cosas, y obligados a mostrar, a través de ese mercado binacional, sus pocas pertenencias y sus muchas carencias en un intercambio comercial que, por el predominio de la improvisación, carece de reglas claras o definidas”, consideró el juez del Tribunal Constitucional.