Artículo de Rafael Baldayac
Los montecristeños pioneros en el mundo de la música y el canto, quedan ilustrados en esta glosa: “La tradición musical de Montecristi es rica y variada. En la cultura de este territorio se han fundido las raíces musicales autóctonas, hispánicas y africanas”.
Ciertamente, el merengue y la bachata llenan día y noche los espacios de los montecristeños, descritos tradicionalmente como gente hospitalaria, alegre y entusiasta.
Montecristi históricamente ha dado origen a importantes variantes regionales de la música nuestra, como es el caso del denominado “merengue liniero”, del cual se deriva el llamado pambiche, siendo en los particular cuna de grandes compositores, cantantes, intérprete, ejecutantes y maestro de la música como los primeros que presentamos en esta serie de cinco trabajos.
Casandra y Luis Rivera
LUÍS RIVERA. Uno de los más brillantes artistas dominicano de todos los tiempo. Músico que dominaba varios instrumentos a la perfección, compositor y arreglista de grandes estrellas mundiales y esposo de Casandra Damirón, la más grande folclorista de la Republica Dominicana.
Está considerado, juntamente con Ernesto Lecouna, Agustín Lara y Rafael Hernández como uno de los más sobresalientes creadores musicales del continente. Luis Armando Rivera González, nacido en esta ciudad de Montecristi, el 22 de junio de 1901, formó parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba «donde permaneció un buen tiempo como uno de sus primeros violines».
Compuso la Rapsodia Dominicana No.1 para piano y orquesta y fue el primer dominicano que dirigió el Coro Nacional. También fue el primero en dirigir la banda de música de la Policía Nacional y durante un tiempo estuvo al frente de la orquesta del cubano Ernesto Lecuona, máxima figura de la música cubana.
Este ilustre montecristeño recorrió casi todo el país acompañando las compañías de zarzuela, óperas y operetas que venían frecuentemente a realizar giras. También formó parte de diversas agrupaciones que se dedicaban a tocar en los cines, cuando los filmes eran silentes.
“Dulce Serenidad” fue su primera composición, de éxito internacional, registrada en la voz de Alfredo Valdés. Además de formar parte de la célebre orquesta pianista y compositor Ernesto Lecuona, dirigió en el Teatro Nacional de la Habana, a la Orquesta que acompañó al tenor mejicano José Mojica. Rivera fue pionero al presentar a través de la radiodifusora XEW de México la revista musical “Pa`la Habana me voy”.
Las producciones musicales más significativa para orquesta fueron, ‘‘Rapsodia Dominicana No.1’’, ‘‘Poema Indio’’ (con barítono y narrador), ‘‘Intermezzo’’ con piano solista en la que desarrolla admirablemente los temas de ‘‘Compadre Pedro Juan’’, de Luis Alberti y ‘‘Maybá’’ de Diógenes Silva & José Paxot. Publicó la Antología Musical de la Era de Trujillo, 1930-1960.
Consagró toda su existencia a la dignificación del arte musical que en él encontró a su más fiel exponente. Sus obras han quedado registradas en las voces más consagradas del firmamento artístico internacional.
El maestro Rivera, fue sin lugar a dudas, uno de nuestros más grandes músicos. En el arte, se paseó por la dulzura de lo clásico, la genialidad de la composición y la visión de producir y hacer magistrales arreglos, para las más grandes figuras de la música intercontinental.
En la década del 40, conoció a la cantante y bailarina Casandra Damirón, con quien se casó el 4 de junio de 1948, procreando dos hijos, Checheo y Luisa Rivera. El legendario músico montecristeño falleció el 16 de septiembre de 1986, a los 85 años de edad.