El Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, celebró en Honduras su 37 Asamblea Ordinaria. Allí estuvieron presentes los presidentes y delegados de 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe.
Algunos de los temas que ocuparon la reflexión de este importante encuentro internacional tuvo que ver con la realidad que viven nuestros pueblos. Sobre la corrupción, han dicho que es totalmente lamentable porque eso implica un aprovechamiento y servirse de intereses para poder crecer, y esto va contra el plan de Dios. El vicepresidente del CELAM, Monseñor Carlos Collazi pidió también la prevención de este fenómeno, ya que los más perjudicados son los pobres.
Sobre la migración irregular la ven como «un látigo que está realmente castigando a esta parte del mundo, pidiendo a los gobiernos tomar medidas que creen condiciones de una vida mejor para nuestra gente, y así los ciudadanos de nuestros países no se vean empujados a salir de sus pueblos arriesgando sus vidas en busca de un destino mejor.
Monseñor Collazi nos habla de que América Latina continúa siendo una de las regiones más desigual del mundo y que la brecha entre ricos y pobres, hoy es mayor que antes. El desarrollo en la región ha crecido, pero es excluyente.
Al observar estas preocupaciones expresadas por los representantes de nuestras conferencias episcopales, y personas que conocen muy bien las penurias de nuestra gente, y que guiadas por el Evangelio, buscan caminos nuevos de dignidad, nos preguntamos. A nivel de la región, ¿cómo anda la República Dominicana, ante los hechos presentados en esta reunión del CELAM?
¿Seguimos poniendo paños tibios a los graves problemas que padecemos, como el desempleo, sobre todo en el sector juvenil. Los casos de corrupción denunciados y que las consecuencias para los culpables pocas veces llegan?
¿Cuándo el crecimiento económico que exhibimos con orgullo llegará a los hogares de tantas familias desamparadas?
Esperamos que sea pronto.