SANTO DOMINGO. El hombre que recibió un disparo en la cabeza por un sargento de la Policía Municipal dejó en la orfandad a dos niños, de 10 y seis años.
El chofer de camiones Mariano Figueroa de Paula, de 44 años, era el único sustento para su esposa María Altagracia Méndez, una hijastra de 15 años, y sus dos hijos, a pesar de que desde hace meses no tenía empleo fijo.
Según cuenta su viuda, quien pide justicia por el hecho, Figueroa de Paula salía todos los días desde su residencia, ubicada en el kilómetro 18 de la Autopista Duarte a las 5:00 de la mañana y regresaba pasadas las 8:00 de la noche de su jornada que consistía en votar escombros los días que aparecían.
Méndez calificó la acción como abusiva e injustificada afirmando que su esposo no era un hombre violento ni buscaba problemas con nadie.