
POR FELIX JACINTO BRETON
Santiago.-Manana martes, 16 de febrero, la República Dominicana recuerda el cuadragésimo-tercer aniversario de la caída, de cara al sol, del coronel “que se casó con la gloria”, Francisco Alberto Caamaño Deñó, cariñosamente Francis, en las inhóspitas montañas de la Cordillera Central, junto a algunos de los guerrilleros que llegaron con él por Playa Caracoles, Azua, en la fría noche del 2 del mismo mes.
Pero como dijo el poeta: “Que se murió, que lo mataron, y como se iba a morir, si para sangre tan alta, no tiene balas el fusil”.
La fecha será recordada este martes con una serie de actividades tanto en Santo Domingo como en Santiago. Se desconoce si en el mismo lugar donde se produjo el desenlace final de Francis, en las inmediaciones de Valle Nuevo, Constanza, se desarrollara algún programa como en años anteriores.
En esta ciudad
En lo que respecta a Santiago, la Fundación Caamaño invita para las 9:00 de la mañana frente al Hotel Matum, donde será depositada una ofrenda floral, adelanto la profesora Minerva López, cabeza principal de la entidad aquí.
En la noche, mientras tanto, se desarrollara un conversatorio sobre Caamaño, la revolución y la guerrilla de Playa Caracoles, a partir de las 7 y 30, teniendo como escenario el Ateneo Amantes de la Luz, ubicado en la calle España, entre Las Carreras y la 27 de Febrero, próximo a los bomberos.
En esta actividad se espera la presencia del único protagonista de la guerrilla que aún queda con vida, Claudio Caamaño, quien era familia cercana del coronel de Abril, así como de Dona Vicenta Vélez viuda Caamaño, quien fuera compañera de vida del héroe dominicano.
Minerva López, a nombre de la Fundación, ha invitado a los excombatientes constitucionalistas, a grupos populares, comunitarios y barriales, organizaciones revolucionarias y toda persona con sentimientos progresistas, a participar de este modesto programa ya que no se puede permitir que se borre la memoria histórica.
Caamaño y su ejemplo
Caamaño Deñó escribió “páginas de gloria” durante la guerra patria de abril de 1965 cuando, ante la ausencia del mentor y guía de la gesta el coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez, tomo las riendas del movimiento insurreccional en los momentos decisivos de lucha.
Tal vez dio ese paso “empujado por las circunstancias” pues, hasta ese momento, sus actuaciones no habían sido muy claras de frente al pueblo.
Sobre Caamaño pesaba hasta entonces un “frio baldón” ya que se le responsabilizaba, en gran medida, de ser uno de los protagonistas principales del ametrallamiento de los campesinos de Palma Sola, San Juan de la Maguana, llamada “La Masacre de Palma Sola”, ocurrida el 28 de diciembre de 1962.
Esta tragedia, según historiadores de la época y analistas políticos de más acá, fue impulsada por los sectores más radicales de la oligarquía dominicana de esos tiempos.
La vida te da sorpresas…
Aunque no fuera totalmente responsable todo de lo sucedido en Palma Sola, pues Caamaño era un soldado y como tan recibía órdenes, sobre él pesaba “como una cruz maldita” ese azaroso fardo.
Hasta que llegaron los momentos decisivos de abril de 1965. Con anterioridad, había sostenido conversaciones con el líder del movimiento cívico Fernández Domínguez, con quien estuvo junto también en la mencionada tragedia.
Pero la vida da cambios que es difícil encontrarles una lógica explicación, muchas veces: Fernández Domínguez, era hijo de un Trujillista confeso, Ludovino Fernández, y Caamaño, hijo de otro “jeque” de aquellos tiempos y posteriormente del balaguerato, Fausto Caamaño, también oficial del Ejército.
A ambos los designó la historia para que “se casaran con la gloria”. Ocurrió durante la revolución de 1965 cuando fueron los protagonistas el movimiento que buscaba el restablecimiento de la democracia en el país.
La idea era que se restableciera nuevamente en el poder, sin elecciones, al derrocado (el 27 de septiembre de 1963) profesor Juan Bosch.Fernández Domínguez trabajo durante años en pro de ese objetivo.
La reivindicación de Caamaño
Por razones políticas se encontraba fuera del país cuando estalló La revolución, que se convertiría luego en una guerra patria tras el desembarco de 42 mil marines norteamericanos. Fue entonces cuando le pidió a Caamaño que se hiciera cargo de la jefatura del movimiento, lo que a regañadientes aceptó.
Francis pasó a ser, entonces, el líder indiscutible del movimiento constitucionalista. Peleó con fiereza, bravura y decisión contra las fuerzas del general Wessin y Wessin y luego contra las tropas interventoras extranjeras. La historia es de todas y todos conocida de ahí en adelante.
La guerrilla de playa caracoles
Meses después, tras llegar a un acuerdo con las autoridades asesoradas por los Estados Unidos, Caamaño aceptó un cargo diplomático en Londres y abandonó el país. Lo mism sucedió con otros dirigentes constitucionalistas.
Pero todo parece indicar que en su mente siempre se mantuvo la idea de completar lo que quedó interrumpido por la presencia yanqui en suelo dominicano en 1965.
Llego un momento “en que desapareció” literalmente de la escena. Se especuló que había viajado en Cuba. Exactamente allí se encontraba preparando un grupo guerrillero para regresar a la patria.
Esto ocurrió el 2 de febrero de 1973 por Playa Caracoles, Azua. Lo acompañarían 8 revolucionarios:
Heberto Giordano Lalane José, Mario Nelson Galán Durán, Juan Ramón Payero Ulloa, Ramón Euclides Holguín Marte, Alfredo Pérez Vargas, Toribio Peña Jáquez, Claudio Caamaño Grullón y Hamlet Hermann Pérez.
Ellos aquí trajeron los fusiles repletos de pólvora/ ellos mandaron el acerbo exterminio/ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba/un pueblo por deber y por amor reunido/y la delgada niña cayó con su bandera/y el joven sonriente rodó a su lado herido, y el estupor del pueblo vio caer a los muertos con furia y con dolor”, como dijo el poeta.
Lograron resistir
Nuevas páginas de gloria escribiría el Coronel de Abril con este inesperado, para muchos, desembarco ya que no hay duda de que vino a entregarse “en brazos de la muerte” con este reducido grupo de hombres.
Dos semanas lograron resistir las condiciones inhóspitas de las montañas de la Cordillera Central y la implacable persecución de un ejército fuertemente artillado y asesorado por oficiales norteamericanos, según los testigos.
Hasta que se produjo el desenlace final un día como este martes 16 de febrero pero de 1973. Acorralado por la falta de comida y pertrechos, Caamaño y sus hombres fueron sorprendidos en Nazarito, intrincado lugar de esas estribaciones montañosas.
Dos de sus más fieros hombres también caerían junto a el de cara al sol: Egberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas. De este grupo, lograron sobrevivir Pena Jaquez, Hamlet y Claudio. El primero murió tiempo después de un infarto y el segundo recientemente de otro infarto. Claudio ha quedado vivo para que cuente la historia.